Los conquistadores tuvieron la oportunidad de presenciar estas danzas y no sólo se maravillaron al verlas, sino que fue en una de ellas, en la celebración de tóxcatl, cuando estando reunido lo más granado de los guerreros mexicas a punto de iniciar su danza fueron masacrados a traición.
Durante la lucha y el sitio de Tenochtitlan vieron a algunos de sus compañeros que desprovistos de sus ropas eran obligados a danzar antes de ser sacrificados.
En la caída Tenochtitlán, los indios aliados continuaron seguramente con sus danzas, tanto de esparcimiento como las religiosas, porque en los primeros años de la Conquista continuaron con su prácticas idolátricas. Los nobles mexicas estaban más que diezmados y la población, según la versión de los vencidos, había sido esclavizada, razón por la cual poca oportunidad tendrían de danzar. Sin embargo, entre los señores de Tlaxcala al parecer la danza continuó siendo parte de las expresiones festivas.
Además de destruir a sus ídolos, muy pronto les fue impuesto un tipo de indumentaria más acorde con los cánones morales de los españoles, si bien los señores conservaron el uso de sus insignias, sobre todo en las grandes festividades como las danzas.
A través de las diversas crónicas se puede ver cómo la danza siguió siendo parte importante de las expresiones festivas.
En 1526 se llevaron a cabo con gran boato las primeras bodas católicas de caciques indígenas, en las que Don Hernando Ixtlixóchitl, hermano del cacique de Texcoco, y siete compañeros suyos celebran sus esponsales con la presencia de eminentes conquistadores y sus esposas efectuándose un gran netotiliztli o baile después del banquete (Motolinía 1:146, 47, Mendieta:297).
Durán (vol.I:195), escribió su historia entre 1570 y 1589, dice haber visto las danzas al referirse a unos cantos en honor de Moctezuma y Nezahualcóyotl.

Esta danza, que de acuerdo con la UNESCO, puede ser considerada dentro de la clasificación de patrimonio cultural inmaterial, presenta un grave riesgo de extinción debido a múltiples factores, entre los cuales se encuentran las condiciones de pobreza que caracterizan a las regiones y poblaciones indígenas, y que en el caso de esta comunidad indican que enfrentan condiciones estructurales (como la migración) que limitan la conservación de esta tradición y cuya reacción se expresa en diversos intentos por mantenerla vigente.
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